viernes, 12 de agosto de 2011

Cristina Sanchez Vega y mas coaching para solucionar problemas


Detrás de sentimientos negativos como la ansiedad, la depresión, la culpabilidad, la vergüenza o la ira siempre se esconde un pensamiento negativo. El pensamiento distorsionado y no el hecho objetivo es el causante de los estados anímicos dolorosos, de ahí que para acabar con las emociones negativas sea preciso corregir el pensamiento, explica Cristina Sanchez Vega.

El Coaching nos permite hacernos conscientes de todas las formas posibles para erradicar cualquier obstáculo a nuestro bienestar y felicidad y, en consecuencia, poder ponerlas en práctica en nuestra vida ¿quieres dejar de tener pensamientos auto destructivos/irracionales?

Cuando el pensamiento es racional, las emociones resultantes también lo son, y, aunque a veces pueden resultar dolorosas, siguen siendo racionales, coherentes, no autodestructivas. Lo verdaderamente nocivo de los pensamientos distorsionados es su capacidad de camuflaje… acabamos pensando que nosotros somos realmente lo que pensamos (o lo que sentimos) y ni siquiera nos hemos planteado que puedan existir otras alternativas.

La mente es el centro neurálgico dónde procesamos toda la información acerca del mundo, de nuestro yo, y del futuro de nuestro yo en el mundo que nos rodea. Las creencias, valores, actitudes y expectativas que modelan nuestra conducta no son fruto de las emociones ni se generan en el corazón, sino que son fruto de los pensamientos. El llanto, la carcajada, el sentimiento de derrota o de triunfo, el amor o el desamor, el abatimiento o la dicha, la frustración, la culpa o la tristeza son consecuencias del pensamiento, no sus causantes, asi como construimos nuestra visión de vida.

A partir de nuestro proceso de autoconocimiento, es necesario comprender que el pensamiento es una hipótesis que formulamos sobre la realidad y que esta hipótesis puede ser racional o irracional. Un pensamiento es racional cuando es verificable, real, cierto y provoca emociones moderadas que están en consonancia con el acontecimiento que ha activado el pensamiento. En cambio, un pensamiento es irracional cuando no se puede verificar con la realidad y provoca emociones desmesuradas que no están en consonancia con el acontecimiento que ha activado el pensamiento.