viernes, 8 de julio de 2011

Sobre coaching y autoconocimiento


Desde su taller de coaching, la licenciada Cristina Sanchez Vega explica que esto mismo funciona hacia nuestro interior: nuestro ser es el cuarto y nuestra conciencia es la linterna. Cuando mi Ser  ha perdido un tener o un saber con todas las posibilidades asociadas a ello ahora, en esa sensación de vacío, tiene la oportunidad de preguntarse que potencialidad nueva podría desarrollar para volver a sentirse pleno y completo.
Este proceso requiere del acompañamiento de otro. Desde el amor, respeto y la confianza acompañarlo en cada etapa, observando y haciendo las preguntas simples y profundas, para que logre tomar la linterna y comenzar a explorar y explorarse.  Si  no distingue esa separación vital, el proceso de liderazgo lo hará sirviendo sus propias explicaciones, necesidades y requerimientos y, no poniendo su ser al servicio del otro para que descubra por si mismo y con sus explicaciones nuevas posibilidades que le hagan sentido para re-inventarse.
Sólo somos concientes de lo que hay gracias al haz de luz que nos configura una realidad. La conciencia funciona como una linterna en una pieza oscura.  Sin embargo, el potencial de existencia de nuevas posibilidades  que está donde no hay luz es inmenso y en la medida que cambiamos el campo de luz comenzamos a distinguir nuevas alternativas.
El líder que acompaña tiene que distinguir que en este proceso hay dos seres humanos distintos y no fusionar su emocionalidad, sus explicaciones y la visión que tiene de si mismo y del otro en una sola entidad; son dos seres conectados en interacción. Aquí comienza un maravilloso camino desde el autoconocimiento, que es re-descubrirse desde el dolor, re-descubrir el entorno y construir una nueva imagen y visión del ser que potencialmente se podría desarrollar al movilizar nuevos recursos y las posibilidades que antes yacían en un campo ciego de la conciencia.
Según los colaboradores Cristina Villanueva y Fernando Sanchez,  el que sirve tiene que confiar que se camina al espacio de bienestar y hacer sentir al otro que se está en esa dirección, aunque muchas veces esta ruta esté llena de piedras, saltos y sombras.
A través de un reflexionar guiado darse cuenta que se necesita vivir todo lo que se está viviendo para expandir el ser, su espacio vital de posibilidades, los vínculos socio-afectivos y las creencias y convicciones  para sustentar una mejor “vision de vida”. Es necesario transitar por estos desafíos para ir re-significando las experiencias del pasado, dotándolas de un sentido de aprendizaje para desarrollar un potencial de Ser en el mundo más rico.